Estas tres preocupaciones han encontrado un gran espacio en la propuesta de reforma de la Comisión. De hecho, la base del continuo asistencial que hemos diseñado se compone de redes y servicios de seguimiento para los más frágiles y los más ancianos, los 4 millones de mayores de 80 años que nos gustaría ver todos involucrados. Les presento aquí un extracto del documento resumen: «Estos servicios (de red) consisten esencialmente en un procedimiento de evaluación multidimensional por año (acercándonos así al estándar europeo de muchos países virtuosos) que nos permite definir, cuando sea necesario, una evaluación personalizada. plan de cuidados, y por tanto la entrada en el continuo y también en el seguimiento digital. Tres elementos más caracterizan este servicio de baja intensidad pero máxima difusión:
a. la facilitación y puesta en marcha de procesos de inclusión social para una lucha sistemática contra la soledad y el aislamiento social, la inclusión digital (uso de programas y software, elementos de telemedicina) y la inclusión cultural (cursos, aprendizajes, eventos culturales, etc.)
b. Educación para la salud, promoción y prevención de la salud.
C. Ayuda y apoyo en situaciones de emergencia (olas de calor, pandemias, desastres naturales, etc.)
El estudio y la experimentación a través de estudios sectoriales bien estructurados podrían confirmar y cuantificar los beneficios conocidos en la literatura, a saber, la buena reducción en el uso de urgencias y de ingresos hospitalarios, la atención en AR o RSA y la mejor esperanza de vida en condiciones de autosuficiencia. . La experimentación prevista implicará una gran muestra y representará un primer paso en el proceso de implementación de todo el continuo y de las herramientas y sistemas digitales que se introducirán".
Otro punto al que hemos dedicado mucha energía es el de los "Centros de Día" para personas que padecen demencia u otras patologías crónicas discapacitantes, concebidos con la doble función de centro de entretenimiento y atención, diría de reurbanización urbana pero también social. , con una función ya "reparadora" y ya de acogida para estas personas. Estas estructuras también apoyan a las familias y cuidadores, que podrían recibir el alivio de 8 horas diarias durante las cuales se cuida a sus seres queridos y se abre un espacio pacífico de libertad para otras tareas.
Por último, la propuesta compromete a todo el sistema sanitario y social a un esfuerzo de transparencia y de lucha contra las actividades ilegales, para que ya no se toleren situaciones de explotación real de personas mayores en hogares "ilegales" (a veces auténticos campos de concentración) sin normas de acreditación. , sin transparencia y sin controles. No queremos olvidar los horrores vividos durante la pandemia y, de hecho, queremos convertirla en una oportunidad para un cambio profundo y un impulso hacia un sistema de atención centrado en la vivienda.
La Carta describe ese sentido civil maduro de derechos y deberes que una "alta" sociedad y una democracia deben poder ofrecer a sus ciudadanos mayores. No es una propuesta utópica. Empezar por los más vulnerables y ponerlos en el centro de atención favorecerá un desarrollo inclusivo y generalizado: las personas mayores también son una encrucijada de economías: la digital, la de servicios, la verde y la de consumo.