5. El derecho a una vida de pareja activa
5. El derecho a una vida de pareja activa
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El incipit del tercer apartado está íntegramente dedicado a la garantía de una vida de relaciones, la libertad de elegir la forma de convivencia, la lucha contra la discriminación y el apoyo a quienes cuidan de las personas mayores, afirmando que «3.1 La persona mayor tiene derecho a tener una vida de relación activa. 3.2 La persona mayor tiene derecho a vivir con quien desee. 3.3 Las instituciones y sociedades tienen el deber hacia las personas mayores de evitar cualquier forma de encarcelamiento, guetización y aislamiento que les impida interactuar libremente con personas de todos los grupos de edad presentes en la población. 3.4 Es deber de las instituciones garantizar el apoyo a las familias que tienen en su seno a personas mayores y que pretenden seguir fomentando la convivencia. 3.5 Las instituciones y sociedades tienen el deber de garantizar la continuidad emocional de las personas mayores mediante visitas, contactos y conocidos con sus familiares o con aquellos con quienes mantienen relaciones afectivas".

Aquí se entrelazan tres temas de suma importancia: la conciencia de que el anciano en su fragilidad depende aún más de las relaciones y del afecto, de una red de contactos cotidianos que lo rodea y lo sostiene, la lucha contra toda forma de marginación y exclusión, el apoyo a quienes apoyarlo. Con demasiada frecuencia hemos olvidado la verdadera pandemia de soledad y aislamiento social que precedió a la pandemia de COVID 19 y que con el virus literalmente explotó en las residencias. El derecho a no estar solos (y el deber de no dejarnos solos) coincide en las personas mayores y frágiles con el derecho a la salud e incluso a la vida. La literatura científica está repleta de estudios que demuestran la fuerte asociación entre la soledad y las enfermedades cardiovasculares, pérdida de autonomía, demencia, depresión y muchos otros trastornos en las personas mayores de 65 años. Por eso es aún más grave que muchos queden solos en medio del abandono social. . que rápida e inexorablemente se convierte en una cuestión sanitaria. A menudo también se quedan solos los familiares y cuidadores, esos numerosos y valiosos apoyos que, sin embargo, tienen que soportar al resto de la familia, trabajar y satisfacer las necesidades de sus seres queridos sin ayuda.