6. El drama del COVID-19: historias de aislamiento y libertad recuperada
6. El drama del COVID-19: historias de aislamiento y libertad recuperada
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Aurelia tiene 85 años y desde hace 5 vive en una residencia de ancianos en el centro de un populoso barrio de Roma. Tiene una vida de relación muy rica. Todos los días visita a sus amigos, recorre las tiendas y mantiene largas conversaciones con los comerciantes de la zona que la conocen, acude a pedir consejo a su médico que también se ha convertido en una persona de confianza. Llega la pandemia y las puertas del instituto se cierran: ya no se puede salir. Aún cuando haya pasado el periodo de mayores restricciones a la circulación de personas, no es posible abandonar el instituto. Quien se va ya no puede volver. Aurelia se siente oprimida por esta situación pero es consciente de la emergencia que vive el mundo entero y de la tragedia que ha abrumado la vida de muchos. Se queja un poco pero intenta resistirse esperando ver el fin de esta terrible epidemia. Pero con la nueva ola de la pandemia, el virus entró también en la residencia de ancianos donde vivía: casi todos los ancianos y las monjas ancianas de la residencia enfermaron. Aurelia también es positiva, pero afortunadamente logra superar la enfermedad sin tener que ser hospitalizada. En cambio, otras personas mayores del instituto e incluso las monjas ancianas se ven obligadas a ser hospitalizadas y algunas nunca regresan, tal vez seis, y mueren.

Aurelia se sorprende y, cuando los contagios empiezan a disminuir y las restricciones empiezan a disminuir antes del verano, pide salir igual que a todos los ciudadanos italianos se les permitía salir de sus casas y moverse libremente.

Le dijeron nuevamente que no estaba autorizada a salir y que si lo hacía no podría regresar. Así que al cabo de unos días hace las maletas, reserva una habitación en un bed and breakfast y cruza la puerta del instituto para recuperar la libertad perdida. Ella lo hizo.